miércoles, julio 06, 2005

El Estado enemigo de la arqueologia

Un buen día, por casualidad, uno descubre en su propiedad restos arqueológicos. Es en ese instante cuando uno recuerda las historias del abuelo acerca de asentamientos romanos en la zona y las antiguas tumbas que se descubrieron en el pueblo de al lado.
Uno comienza a frotarse las manos ante el descubrimiento, quien sabe si no habrás estado viviendo todo este tiempo sobre un auténtico tesoro.

Acudes a asesorarte mientras das vueltas en tu cabeza al negocio que podrías hacer ofreciendo tu descubrimiento a museos, universidades y coleccionistas. Desafortunadamente, cuando te asesoras sobre la realidad descubres que todo puede acabar en manos del gobierno. No sólo no verás ni un euro de lo que allí pueda haber si no que te arriesgas a perder todo derecho sobre esa parte de tu propiedad.

Entristecido, cubres los restos de nuevo y suspiras. Mejor será tapar eso, no vaya a ser que cuando el alcalde finalmente recalifique estas tierras seas el único que no puedas vender a los del campo de golf.

5 Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

Qué suerte tenemos de vivir con un Estado omnipresente que nos roba impuestos para distribuir nuestra renta, que nos dice cuándo y cómo debemos defender nuestras personas y bienes...

El que no está contento es porque no quiere.

8:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Según la ley actual, lo que está debajo de la tierra, sean restos arqueológicos, sean minerales, son del estado.

Para ser sincero, con los minerales me parece una barbaridad, pero con los restos arqueológicos no. El motivo es simple. Un mineral si es tuyo lo explotas si te da la gana, y no pasa nada, y si no quieres tampoco pasa nada.

Con los restos arqueológicos es diferente pues con relativa facilidad pueden aportar información única. Imaginemos que fuesen de tu exclusiva propiedad, podrías decidir destruirlos. Si quisieses edificar un chalecito podría ser más rentable arrasar con todo que contratar un arqueólogo para que los exhumase y estudiase, y sacar posteriormente de ahí un beneficio pecuniario que superase la posibilidad de no poder usar ese terreno para el chalé.
En la realidad actual la destrucción de yacimientos para la construcción inmobiliaria está bastante extendida.

¿Qué se podría hacer? Ya que el estado de facto limita tu propiedad, que pague por esta confiscación parcial. Si el precio es interesante, la gente correría a avisar a la administración cada vez que aparezca un resto arqueológico o paleontológico en vez de destruirlo.

10:19 a. m.  
Blogger narpo said...

Si lo que está ahí es algo único probablemente tendrá un valor en el mercado "único" así que dudo que nadie decida destruirlo por capricho y aunque así fuera confieso que está en su derecho.
El problema estriba en que al intervenir el Estado, como siempre, surgen efectos imprevistos que en lugar de proteger ese patrimonio como se pretende, pueden causar todo lo contrario, su destrucción u ocultamiento.

7:35 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Esto es vergonzoso pero es real, y ellos son los primeros en destruir y hacer negocios.

11:22 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Aunque tenga un valor único, hay varios problemas añadidos. Primero, que para averiguarlo hay que realizar y arriesgar una inversión previa, casi a ciegas, sin saber lo que pueda salir de ahí. Y la gente está en su derecho de no querer arriesgar. Segundo, que puede tener un valor único arqueológico, pero tal vez inferior al valor de mercado del terreno como bien edificable. Tercero, que al dueño le puede importar un pimiento el conocimiento arqueológico.

En todo caso, si como liberales nos parece normal limitar el uso de un terreno si afecta a otros (por ejemplo, emisiones contaminantes) porque incide en las libertades ajenas, pienso que se puede defender con el mismo argumento la protección legal de los restos arqueológicos: la destrucción de conocimiento afecta a la libertad ajena.

En todo caso está la solución que propuse más arriba.

2:27 p. m.  

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