domingo, enero 14, 2007

Corea del Norte, el paraiso de los conejos gigantes

Esta noticia me ha dejado anonadado.
Karl Szmolinsky ganó el premio al conejo más grande de Alemania con 10,4 kilos en 2006. Las fotos de la noticia llegaron hasta Corea del Norte, y Szmolinsky recibió la llamada del embajador norcoreano, que estaba deseando comprarle algunos para dedicarlos a alimentar a la población norcoreana, ya que cada conejo produce unos 7 kilos de carne.
Vaya, conejos gigantes, como El Invisible Harvey. Teniendo en cuenta que a la hora de producir carne el factor critico es el índice de conversión alimentario resulta difícil creer que estos conejos puedan servir de algo para paliar el hambre norcoreana. Más bien parece una de esas penosas campañas propagandísticas del terrorífico régimen comunista. A no ser que el proyecto consista en alimentar a varios miles de norcoreanos con un par de gordos conejos (todo es posible con esta gente), mucho me temo, que ese proyecto para criar conejos gigantes termine creando conejos como el de la película, es decir, invisibles.


2 Comentarios:

Blogger Fernando A. Ramírez Martínez said...

Vaya, esto me recuerda a un chiste, al que ahora se le puede añadir una nueva adaptación. Va así:

Esto es un soviet Norcoreano que para paliar el hambre de Corea del Norte —Debida a los Yanquis, desde luego— saca un concurso: Se premiará con un millón de dólares —son comunistas pero no tontos— a quien encuentre el mayor conejo del mundo.

Así, los del KGB se ponen a interrogar a todos lo ciudadanos de la Unión Soviética uno a uno y tras el año de plazo del concurso raen un conejo de 10 kilos, los norcoreanos se asombran.

Pero los Americanos han usado sus satélites y toda su red de inteligencia tecnológica y en unos bosques de Palencia encuentran un conejo de 20 kilos, que presentan ante los todavía más asombrados norcoreanos.

En esto entran por la puerta de la sala de reuniones donde está el jurado reunido, tres Guardias Civiles que traen a un elefante lleno de moratones cortes y atado de las cuatro patas con grilletes.

En esto que el juez norcoreano pregunta: —¿Pero qué es esto?—
Y entonces el sargento de la guardia civil le pega un culatazo al elefante en una herida y el elefante dice tartamudeando:
—¡¡Juro por Dios que soy un conejo, Juro por Dios que soy un conejo!!

11:40 p. m.  
Blogger El Cerrajero said...

¿Conejos gigantes? ya verás que poco va a tardar De la Vogue en ir corriendo para allí xD

3:48 a. m.  

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