Vuelven los planificadores

Anxo Guerreiro en La Voz de Galicia a cuenta de las OPAs a Endesa:

¿Cómo que los poderes públicos no pueden intervenir en los procesos económicos? Quienes niegan esa posibilidad niegan la esencia misma de la democracia.

En el resto de la columna no elabora mucho más la tesis. Apela al totem democrático y pretende acabar ahí la discusión. Es precisamente por este detalle demagógico que traigo a colación este artículo. El único argumento adicional es el siguiente:

El proceso globalizador, sin control democrático, está produciendo un crecimiento espectacular de las desigualdades.

Esta frase es sencillamente una mentira sin fundamento. Si alguno cree que tiene algo de verdad le recomiendo alguno de los artículos de José Carlos Rodríguez sobre la pobreza, y puede empezar por su última columna en Libertad Digital.

La idea de que los gobiernos democráticos tienen derecho a intervenir en la economía es uno de los pilares de la socialdemocracia, pero es una falacia. La planificación estatal no mejora la eficacia de los mercados, ni por tanto la satisfacción de los ciudadanos. Y lo que es peor, cuando los gobiernos manipulan la vida económica, con frecuencia no buscan el bien general. El caso que nos ocupa es paradigmático en este sentido.