Milton Friedman, sin competencia

San Francisco parece un hogar improbable para el primer hombre que propuso la privatización de la Seguridad Social en 1962.

A la pregunta de porqué reside en el cubil del liberalismo (NT: acepción americana), Milton Friedman , 92 años, el economista premio Nobel y padre del conservadurismo (sic) moderno, no se cortó un pelo.

«No hay mucha competencia por aquí», respondió sarcásticamente.

Asi comienza la entrevista que el San Francisco Chronicle publicó el domingo pasado. La conversación empieza girando en torno a la ética de la Seguridad Social:

Podemos querer ayudar a los pobres, pero ¿hay alguna justificación para ayudar a la gente sean pobres o no, sólo porque tengan una determinada edad?

Friedman explica porqué la Seguridad Social es como Gescartera, pero a lo bestia:

La Seguridad Social es un juego Ponzi. Charles Ponzi fue timador en el Boston de los años 20. Recaudaba dinero de “inversores” a quienes pagaba grandes “beneficios” procedentes de los ingresos de nuevos inversores. Este esquema colapsa inevitablemente cuando no hay nuevas entradas para pagar a las ya existentes.

Porqué dejó de apoyar a Bush:

El progreso en el objetivo de disminuir el papel del gobierno está siendo amenazado por esa idea de que los EEUU tienen la misión de promover la democracia en todo el mundo, un gran objetivo de Bush.

La guerra es amiga del Estado. Es siempre cara, por lo que requiere impuestos más elevados y además, en tiempos de guerra, el gobierno asumirá poderes y hará cosas que no haría normalmente.

El balance presupuestario durante el mandato Clinton:

No es casualidad que el superávit presupuestario apareciese durante la administración Clinton, cuando un presidente demócrata se enfrentaba a un Congreso republicano.

No hubo grandes programas de gasto durante la administración Clinton. El resultado fue que el gasto gubernamental se moderó, la economía creció como loca, los ingresos por impuestos subieron, el gasto no, y que cosas, el déficit se convirtió en superávit.

El problema ahora es que los republicanos controlan los dos extremos de Washington.

Amén.

(Via Marginal Revolution)