¿Cuales son las características esenciales de la propiedad?
Por Wendy McElroy
Los detractores de la PI reclamaron que el copyright y las patentes contradicen no solo el propósito por el cual la idea de propiedad surgió si no también las características esenciales de la misma.
¿Cuales eran esas características? Dos eran exigidas: alienabilidad y transferenciabilidad. En otras palabras, para calificarla como propiedad natural, había de ser posible alienarla de una persona y transferirla a otra. No todas las transferencias tenían que ser completas. Por ejemplo, un propietario de una casa podría decidir alquilar una habitación en lugar de vender toda la estructura. Pero, en principio, tenía que ser posible alienar y transferir un bien en orden a ser considerado como propiedad.
Tak Kak aplicó este estándar a las ideas, "el donante o vendedor pierde su propiedad al enajenarla. Esta característica distingue la propiedad de la habilidad y la información. El pan es una propiedad." Pero el arte de cocinar no lo es, es una habilidad que no se aliena al ser transferida. "El monopolio consiste en el intento de hacer propietarias libertades, descubrimientos, ciencias y artes mediante una pretendida o forzada alienación".
Que la idea de propiedad tiene que ser capaz de alienarse era una reminiscencia de la famosa analogía de Thomas Jefferson entre las ideas y los candiles. Jefferson explicaba que igual que un hombre es capaz de encender su vela con un candil sin que disminuya la llama original, de igual forma podría adquirir una idea sin disminuir la fuente original. Jefferson escribió además que "si la naturaleza ha hecho alguna cosa menos susceptible que el resto a la propiedad en exclusiva esta es... una idea, la cual un individuo podría poseer exclusivamente mientras la guarde para sí mismo, pero en el momento en que es divulgada se fuerza a sí misma a ser poseída por todos y el receptor no puede desposeerse de ella".
La inalienabilidad de las ideas era un problema no solo para el propietario original, si no también para cualquiera que la recibiera. El receptor no tenía más alternativa que aprovecharse de la idea una vez que esta le ha sido comunicada, una vez la ha visto u oído. Esto quiere decir que el receptor no tiene forma alguna de sacarse esta información de la cabeza y volver a un estado de ignorancia. Sin embargo, la imposición de la propiedad intelectual le impide utilizar lo que tiene en su propia mente.
A lo largo del tema de la no-alienabilidad, Lloyd postuló que una característica esencial de la propiedad era la capacidad de destruir lo que se posee. Comentó además que "la imposibilidad de destruir una idea, o restringir su uso... es una prueba excelente de que no puede haber propiedad sobre las ideas".
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